In Memoriam

DOI: 10.31766/revpsij.v40n1a7

Despedida a Concha Gómez-Ferrer Górriz


María José Ruiz Lozano

Revista de Psiquiatría Infanto-Juvenil (AEPNYA), Vol. 40 Núm. 1 (Enero - Marzo, 2023), Pag: 46-48. ISSN: 1130-9512 | E-ISSN: 2660-7271





El 31 de diciembre de 2022 nos dejó definitivamente la doctora Concepción Gómez-Ferrer Górriz a los 83 años de edad.

Siempre orgullosa de sus orígenes valencianos, de su abuelo el famoso pediatra Ramón Gómez-Ferrer, de su padre Pedro José Gómez-Ferrer Martí, eminente médico y de su querida madre Concepción Górriz Puchades. La medicina estaba muy presente en su futuro, aunque la filosofía fue al inicio su mayor duda porque le gustaba especialmente. Finalmente decide estudiar medicina y se licencia en 1965 en la Universidad de Valencia, con expediente académico abrumador, 34 Matrículas y el resto Sobresalientes, no era algo de lo que ella jamás presumiera, sino que era su marido, el Doctor en psiquiatría Antonio Fernández Moreno, el que orgulloso lo contara y ella le quitara importancia, como si de una anécdota vital se tratara. Amante del piano, tenía estudios superiores; del teatro, donde superada su timidez infantil, creó la compañía “La Chistera” en 1957, con la que ofrecían representaciones en verano para disfrute de los vecinos de Mora de Rubielos, Teruel.

Fue premio de licenciatura y alumna interna en varias Cátedras en la Universidad. En 1966 comienza sus estudios de psiquiatría infantil, siendo su pasión y vocación definitiva durante toda su carrera profesional y a la que le dedicaría sus mayores esfuerzos e ilusiones.

En 1970 conoce a su marido en el Hospital Psiquiátrico Román Alberca de Murcia, siempre bromeaban diciendo que se conocieron en el manicomio, se casan pronto y comienzan una preciosa historia. Como psiquiatras trabajarán juntos, con el objetivo de consolidar la psiquiatría infantil en la región de Murcia, es un mérito que todos les agradecemos.

Comienza a trabajar duramente en 1968 en el Centro de Diagnóstico y Orientación Terapéutica y en 1970 como Psiquiatra Jefe del Centro de Educación Especial de Espinardo, donde trabajó con más de 200 niños. Para ella era un orgullo la atención prestada y el tratamiento que les ofrecían, siendo el respeto al otro una de sus cualidades principales. Siempre nombraba el buen equipo con el que contaba, cómo los formó y la estrecha colaboración con todos ellos. Su vocación de docente siempre ha estado presente en cada etapa de su vida. Por su parte, Antonio Fernández fue el Director del Centro de Educación Especial dirigido a los casos más severos de retraso mental. Incansable estudiosa en 1973 obtiene el título de Psicología por la Universidad Complutense de Madrid.

Con gran ilusión y trabajo crea en 1981 el Servicio de Psiquiatría Infantil en el Hospital Psiquiátrico, un pabellón espacioso, donde explora y trata a niños con diversas patologías, formando un equipo multiprofesional y coordinándose con neuropediatras y psiquiatras de adultos.

Continúa profundizando sus estudios sobre el retraso mental y en 1982 escribe su tesis y consigue el doctorado en Medicina por la Universidad de Murcia.

Ya en el año 1990 fue nombrada Jefe de Servicio de Psiquiatría Infantil en el Hospital General Universitario. Es en este periodo cuando comienza su labor con los residentes de psiquiatría, iniciándose numerosas vocaciones, incluida la mía. Muchos de los que pasábamos por su Servicio, donde todo estaba reglado, armonioso, con una sistemática clara de funcionamiento, trato privilegiado a pacientes y padres y enormes ganas de trabajar clínica y científicamente, nos sentimos atraídos hacia ella y hacia su especialidad.

Posteriormente es nombrada Jefe de Servicio de Salud Mental Infanto-Juvenil del Servicio Murciano de Salud, cargo que desempeñó hasta su jubilación.

Su deseo de atender de forma integral a los niños más graves, poder valorarlos y tratarlos, a ellos y a sus familias, conociendo en profundidad su realidad, fue el origen de su nuevo gran proyecto, crear el Centro de Día Infanto-Juvenil, y en el año 2000, lo consiguió.

Este es un breve resumen de la extensa trayectoria profesional de la doctora Gómez-Ferrer, Doña Concha. Concha, ha sido siempre una institución en sí misma, en todos los que la conocimos nos dejó una enseñanza, su deseo de hacer siempre las cosas bien. Era rigurosa, justa, honesta, decidida, pionera en muchos aspectos de su vida, luchadora a nivel personal y profesional. Preocupada por mejorar las condiciones de vida de los más vulnerables. Trabajadora incansable, siempre estaba estudiando, aprendiendo, siempre iba a los congresos y reuniones y se sentaba en primera fila, anotando, interviniendo, responsable de estar al día. Siempre colaboraba con las asociaciones, con la universidad en cursos de postgrado, era extraño que se negara a una petición.

Preocupada por su equipo, buscaba la armonía, que ella consideraba necesaria para poder tratar bien a los niños.

Participó activamente en la directiva de la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y Adolescente, orgullosa de pertenecer a ella y de compartir experiencia con sus queridos compañeros paidopsiquiatras, luchando por la visibilidad de la especialidad. Organizó la Reunión Nacional de la Asociación Española de Psiquiatría del niño y adolescente en Murcia, en 1980, con gran éxito de público y crítica, como diría en términos taurinos Don Antonio.

Así como el Symposium Nacional de Psiquiatría Infantil, dedicado a las Psicosis en 1984.

Realizó desde siempre una tarea investigadora en el campo del retraso mental y de las psicosis, publicando en tratados de psiquiatría, artículos en revistas, dando ponencias, realizando guías divulgativas para padres. Implicada en la formación MIR, por su consulta han pasado todos los residentes de psiquiatría y muchos de pediatría, orgullosa siempre de las nuevas vocaciones. Luchadora incansable por defender nuestra especialidad y a sus especialistas.

Su manera de explicar su saber era sencillo, de esa forma que solo los sabios saben hacer, para hacerse comprender por todos, cercana y humilde, lejos del artificio.

Cuando la observabas trabajar era fascinante, sus valoraciones, exploraciones, historias clínicas realizadas a dos colores con palabras textuales de los niños, auténticos tratados de paidopsiquiatría, solo ella podía transcribirlo todo, gracias a su portentosa memoria. Era tremendamente exhaustiva, describía la sintomatología sin etiquetar, aunque conociera desde el inicio el diagnóstico. Al mismo tiempo jugaba, escuchaba atentamente, hacía test, comprendía la problemática y trataba de la mejor forma posible, bien con la palabra o con las nuevas terapias, abierta siempre al estudio de todos los psicofármacos.

Sabía que decir a los padres, que entraban asustados y perdidos y salían serenos y sabiendo que podían confiar en ella.

Fue para todos nosotros maestra de vida y de profesión, disfrutaba enseñando y compartiendo sus conocimientos, su sabiduría de años de estudio y de clínica. Siempre tenía su puerta abierta y extendía la mano a todo el que quisiera aprender. Cualquier acto suyo era meditado, justo y “cargado de razón”, como solía decir.

En su vida personal encontró su contrapunto en su compañero de vida, Don Antonio, una persona inteligente y jovial, un gran profesional, con una visión siempre certera para resolver los problemas. Trabajador incansable, juntos crearon la Psiquiatría Infantil en nuestra región murciana, de la que disfrutaron en compañía de los numerosos amigos y compañeros, que hicieron en estos años. Siempre formarán parte de nuestras vidas.

Echo de menos cada día desde su jubilación y su marcha definitiva a Valencia, sus palabras sensatas, su juicio justo, sus charlas sobre la vida y el trabajo, sus anécdotas de su infancia y sus duros momentos vitales y ese cariño que me dio y que lo conservaré como el mejor regalo que pudo darme.

Espero que descanse en paz junto a los suyos y que de alguna manera mantengamos siempre su recuerdo vivo todos los que la conocimos.

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Al pie de la foto: La Dra. Gómez-Ferrer y su marido, el Dr. A. Fernández.